El año que pasó será recordado por significar un quiebre en la circunstancia política venezolana, más allá de que el desastre general que pudiera devenir en crisis el próximo 2014 sea consecuencia de 15 años en mala praxis permanente, la muerte de Hugo Chávez cambió las características del escenario político, cuya evidencia más notoria fue una paridad casi inmediata en la correlación de fuerzas luego de su fallecimiento.
Si bien nuestro campo desértico, parque industrial inexistente, área fiscal desequilibrada, y sector de servicios carcomido por la corrupción, no pueden revelar otro camino para Venezuela que el de la crisis, esté el comandante supremo, su hijo, su sobrino o su nieto, la diferencia está en el liderazgo y la capacidad de maniobra con la cual pueda o no sobreponerse el chavismo a un escenario de conflictividad social.
2013, con sus sucesivas elecciones que tanto fastidiaron a la democracia verdadera y dificultaron la posibilidad de dar respuestas efectivas a los problemas reales del país, evidenció que el chavismo devenido en madurismo no perdió la capacidad de aferrarse como gatos al poder. Verbigracia, medidas efectistas en plena campaña electoral para comicios municipales impactaron positivamente la percepción nacional sobre la aparente debilidad del presidente Maduro.
En cualquier caso, vemos un año donde las ganancias de la banca superan el 90%, la inflación acumulada rozó el 60%, el desabastecimiento marcó la pauta, se imprimó gran cantidad de dinero inorgánico y bonos del tesoro, cayó exponencialmente la producción de rubros fundamentales como café, azúcar, pollo y carne (aunque otros como la leche se mantuvieron estables). Factores que expuestos en este texto a resumidas cuentas y coadyuvados por un imperialismo inactivo en el área bélica, lo cual puede reducir los precios del crudo en 2014, indican que “hay que ponerse las alpargatas porque lo que viene es joropo”.
Para combatir esto hace falta estar organizados, por lo que considero pertinente la propuesta de una Asamblea Nacional Constituyente donde se refunde la institucionalidad y se fortalezca una Constitución continuamente violada y prostituida a la cual pueden vérsele las costuras tras 15 años de su promulgación.
Aquellos sectores que solo quieren unos curules en las elecciones legislativas de 2015, por lo que rechazan la Constituyente a ultranza, serán una vez más aplastados pues no convencen a nadie de que es posible ganar tres cuartas partes del parlamento, que es la única forma de reconstituir poderes. Esperar para ver si la polarización inclina la balanza hacia la oposición de forma contundente no es una opción.
Una reflexión general
Lo común es recordar solo la parte positiva de aquello que deja de existir. Pasa con lo material de la misma forma que con alguna pérdida humana. Los años, sin embargo, por muchos que hayan sido los logros alcanzados en su transcurso, suelen recordarse con remordimientos, dolores, circunstancias negativas.
Al ser única, cada cosa es irremplazable físicamente aunque utilitariamente pueda substituirse, incluso por un elemento mejor. El problema con los años es que deben significar mayores perspectivas dada su condición lineal infinita, pero cada vez que terminan son más un pasado pesado que parte necesaria de lo que será el futuro.
2013 es el pasado más cercano que debemos conocer para definir un futuro cercano, 2014, lo más exitoso posible.
Por: Carlos Javier Arencibia
Miembro de la Dirección Nacional
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