Un mes
de heroísmo, de lucha y de protesta popular ―principalmente
estudiantil―
bastaron para mostrar la verdadera cara del gobierno de Maduro. Las gigantescas
manifestaciones realizadas con motivo del Día de la Juventud y las que luego le
siguieron sorprendieron a muchos
analistas políticos e incluso a gran parte de la dirigencia opositora, que se
aprestaba a administrar la realidad de dos años sin elecciones con políticas un
tanto acomodaticias. El 23 de enero sectores políticos no resignados ante el
autoritarismo convocan a asambleas de ciudadanos en búsqueda de un debate en
las bases de la sociedad que esclareciera el mejor camino para salir de esta
pesadilla. Comienzan con la realizada el 2 de febrero en Chacaíto y allí se
convoca a marchar el 12 de febrero hacia la Fiscalía.
En
estas cuatro semanas la máscara “socialista
y democrática” del gobierno de Maduro cayó y mostró la dictadura criminal,
fascista y antipopular que lleva por dentro. El gobierno ―vía GNB, colectivos de la muerte y bandas de
delincuentes motorizados― ha reprimido y asesinado a más de 24 personas,
estudiantes en su mayoría, y ha desplegado una feroz represión contra las
protestas pacíficas, incluyendo torturas, maltratos y violaciones abiertas a
los derechos humanos.
A
la par se ha forjado una unidad en la lucha de calle y una solidaridad que con
poca articulación han estimulado y motivado a cientos de miles de venezolanos
que sienten que por este camino podemos producir un cambio político que abra
las puertas a una nueva Unidad Nacional. Darle organización a estas protestas,
articular las distintas asambleas populares, levantar una plataforma unitaria
de reclamos y extender masivamente el movimiento asambleístico son acciones
urgentes para obtener el triunfo y provocar un verdadero cambio en el rumbo de
la nación. Salir del gobierno de Maduro ya es un clamor no solo de los sectores
de oposición.
El
desastre económico, la carestía de la vida, el desabastecimiento, los bajos
salarios, la desatención en salud y educación y la inseguridad galopante es lo
que ha motivado estas contundentes acciones de protesta. Conjugar estos
reclamos con una propuesta programática para enfrentar la grave crisis por la
que pasa Venezuela es tarea de primera importancia.
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