Luego de ver como se manejó el Estado de manera ventajista en las
pasadas elecciones presidenciales para convertir el comando de campaña
chavista en toda una estructura de instituciones, y ahora presenciar el
uso antojado del Consejo Nacional Electoral (CNE) en la reubicación de
algunos “paracaidistas” que debieron enviar a ciertos estados por no
contar con liderazgos regionales de cara a las elecciones del próximo 16
de diciembre, es necesario precisar como funciona este inefable régimen
que se hace llamar socialista.
La naturaleza verdadera del gobierno chavista se basa en la premisa,
como decía Atila, “el poder está hecho para ejercerlo”, y de esto se
vale para ir improvisando en la gestión y destruyendo en lo político
cualquier alternativa que ponga en peligro su afanoso deseo de
satisfacer egos, bolsillos y otros intereses que son los verdaderos
motores de la “revolución”.
Diariamente escuchamos las voces insolentes del chavismo vomitar
consignas que no le son propias (Poder Popular, por ejemplo), pero que
utilizan porque conocen su capacidad de calar en los venezolanos dada la
aceptación de este noble pueblo hacia la izquierda, hacia el
socialismo.
Tantas personas arrastrando sus pechos cuales víboras (vea AQUÍ un artículo que diferencia al arrastrado del “jalabolas”) deben generar la suspicacia de todos. Nadie “jala bolas” cuando tiene
firmes sus convicciones y aspira construir para la gente, para una
ideología, método o cualquier forma de orden colectivo. Lo hacen cuando
psicopatologías, como la vanidad y el ego (cuestiones muy propias del
capitalismo, por cierto), le impulsan a buscar por cualquier medio las
formas de satisfacerlo, y sabemos que en la Venezuela burguesa actual un
cargo político te convierte en celebridad.
Es por esto, que la labor de todos quienes nos consideremos genuinos
comunistas, socialistas, revolucionarios; es desenmascarar la falacia,
el engaño de un régimen difícil de categorizar en alguna corriente de
pensamiento realmente seria, cuyas practicas son neoliberales, discurso
socialista, asume el burocratismo como los socialdemócratas y es más
corrupto que cualquier gobierno precedente.
Estemos claros que el chavismo es enemigo del socialismo (vea AQUÍ un análisis más profundo de esto) y que seguir calificándolo de
comunista o socialista sembrará los derroteros de su hegemonía corrupta,
despreciable.
Daniel Enríquez
Secretario General de la Unión de Jóvenes Revolucionarios
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