La UJR es una
organización para la formación de jóvenes comunistas, para la formación en el
marxismo leninismo, y esto no es sólo una declaración. El ser una organización
de este carácter, implica un compromiso con los intereses de la clase obrera y
con nuestro partido, pero así mismo implica una manera y forma de actuar frente
a los problemas políticos de la juventud y del pueblo venezolano.
Ciertamente
la UJR tiene como misión el incorporar a la juventud a la lucha por la
liberación de las cadenas de la esclavitud capitalista, pero esta incorporación
se hace en medio de una sociedad que aliena profusamente el pensamiento y la
conducta de la juventud. Ello nos obliga a ser una escuela de formación
permanente, en la que jóvenes organizados y organizadas van a despertar a las
ideas revolucionarias y comunistas sobre las bases de la formación teórica y
práctica.
Ello no
implica la rigidez y el dogmatismo de la formación tradicional y escolástica.
La UJR es una organización que entiende y asume las formas y maneras en las que
la juventud se expresa, en la que actúa y en las que está dispuesta a
organizarse y a formarse.
Venezuela
particularmente es una sociedad joven. La mitad de la población se encuentra
por debajo de los 28 años y esto implica, proporcionalmente, que siendo un país
con índices de pobreza y exclusión por los
bordes del 80%, tenemos que la juventud en su mayoría excluida u obligada a
dedicarse al trabajo, directo o indirecto, en terribles condiciones de trabajo
como las que ahora proliferan con los MacJob, la economía informal, entre otras
modalidades de explotación hasta los “nuevos modelos” (viejos por demás) de
flexibilización laboral.
Por otra
parte, la población joven que ha logrado entrar al sistema educativo, también
le dedica, en un alto porcentaje, parte de su juventud al trabajo en función de
la sobrevivencia, lo que los desvincula de la cotidianidad de la formación.
Esto es, que desde los y las bachilleres, que en altos índices deben abandonar
los estudios por las necesidades de trabajo, hasta las y los universitarios que
se ven obligados a trabajar en áreas distintas a las de su área de estudios. El
tiempo de dedicación a la formación está, cuando más, dedicado al área en la
que pretenden especializarse y no a la formación integral de un individuo libre,
y a la combinación de la formación y el trabajo en función de la especialización
y la práctica profesional.
Con ello
tenemos que la juventud ciertamente viene en un proceso descendente de
posibilidades de organización política o hasta de otro tipo de vinculaciones
dentro de la formación no formal. La participación de la juventud en asuntos
distintos a la de la sobrevivencia es un hecho concreto al que la UJR atiende y
debe atender desde su estructura organizativa, hasta su activismo y participación
política.
Se trata de
que la UJR asume las condiciones reales de la juventud, y adapta su estructura
organizativa a las posibilidades objetivas en la que la juventud está dispuesta
a participar. Ello no significa que la UJR disminuye o doblega su activismo, ya
que lo que en adelante expondremos expresa justamente lo contrario, pero sí
implica que las formas y modos (métodos y estilos) organizativos y de activismo
que deben regir a la UJR, deben adecuarse a las condiciones y posibilidades de
la juventud, sin que ello implique que la juventud deje de luchar y combatir
por los intereses de la clase que ha asumido como suyos, y contra los que
justamente la mantienen en estas condiciones.
Una
organización de jóvenes comunistas como la UJR es en principio una escuela de
formación de comunistas, una escuela que orienta a la juventud desde una
academia de la vida comunista, que no está predestinada pero que no evade la
orientación de la juventud venezolana en función de sus perspectivas, y ello
implica la flexibilidad y la audacia para entender que la formación teórica y
práctica en la juventud va a estar signada por el activismo que ella misma
genere. Pero también va a significar que esta formación se desarrolle en todas
las áreas en donde la juventud se expresa. En otras palabras, la formación
comunista es una formación activa, de lucha, pero también de la cotidianidad,
la alegría y rebeldía de la vida que se desarrolla entre la juventud, dentro de
la UJR, hacia y con el resto de jóvenes.
Siendo la UJR
una escuela de formación comunista, es una organización autónoma, pero siendo
autónoma en lo organizativo y en las decisiones de activismo que define, está
espiritualmente unida a Bandera Roja, a su programa, estrategia, línea general
e internacional. El partido que la formó, que se nutre de ella en una relación
dialéctica, lo que implica que tanto son amplias las responsabilidades de
Bandera Roja para con la juventud, más amplias son las responsabilidades de la
UJR con su partido, tanto en su construcción como en los destinos que se va
labrando en la lucha por la conquista del socialismo. Cada asunto del partido
le compete a la UJR como cada asunto de la juventud le compete al partido.
Es por ello
que la UJR tiene una labor histórica en estas circunstancias, y es la de
convertirse en la punta afilada de la lanza partidista. En la vanguardia de
nuestra organización, en la primera fila de combate y en la más arriesgada y
valiente a la hora de la acción. Y esto no significa que sea más arrojada y
valiente en la lucha de calle solamente, también significa que sea la más
valiente y arrojada en la lucha de ideas, ya que la lucha de clases se expresa
en todos los terrenos de la vida, y es en el terreno de la lucha de ideas en la
que se debe expresar más vehemencia y arrojo desde la juventud, tanto en los debates
internos, como en los de desenmascaramiento de la autoridad cuando esa
autoridad se transforma en autoritarismo, cuando es arbitraria, cuando atenta
contra los intereses del colectivo, incluso disfrazada de colectivismo. La UJR
por tanto reivindica, por encima de cualquier autoritarismo interno o externo,
la autoridad de la razón, la de la persuasión, y la autoridad del colectivo,
sobre todo cuando este colectivo es plena y cabalmente conciente de los asuntos
que dirime.
Sin embargo,
es bueno expresar, para finalizar este comienzo, que la UJR es una organización
que defiende los intereses de la clase obrera y que ello no implica una
vocación de poder en sí mismo, asunto ya desenmascarado en los resquicios de la
voluntad fascista. Por el contrario, la UJR es una organización que forma
jóvenes para la destrucción del poder burgués, y en nuestro caso venezolano,
para la destrucción del Estado dependiente y semicolonial y la construcción de
un nuevo poder, basado en la más amplia y profunda democracia proletaria,
sustentando así el verdadero poder popular. Un nuevo poder que suponga una
nueva forma democrática que entrañe más libertad, y más participación, lo que
supone que sean éstas las bases que sustentan nuestra propia organización. Una
juventud de hombres y mujeres libres, de jóvenes que se enfrentan al
autoritarismo, que son rebeldes, pero que son disciplinadamente combatientes
por los valores más nobles y justos de la humanidad. Esta es la UJR a la que
los invitamos a formar parte.
Carácter de la UJR
La UJR es una organización de jóvenes, ante todo, que representa los
intereses de la clase obrera, y que por ende ha decidido defender los intereses
del pueblo venezolano. Pero ello no significa que quienes están en sus filas
sean comunistas en su conjunto, así como es imposible que quienes estudian
periodismo sean periodistas de antemano. Somos jóvenes y la juventud supone
rebeldía y arrojo, entusiasmo y alegría, pero también supone firmeza en las
decisiones que se toman. Sólo la juventud actúa “hasta sus últimas consecuencias”, y esto es uno de los caracteres
a los cuales debemos sentirnos más abrazados. Hasta sus últimas consecuencias
llevamos el combate y la lucha por la liberación de Venezuela; hasta sus
últimas consecuencias defendemos los intereses de las mayorías necesitadas;
hasta sus últimas consecuencias defendemos nuestros propios intereses, que son
los intereses de las grandes mayorías, del interés nacional, y del camino
revolucionario por una nueva sociedad.
Sin embargo, como es una escuela de formación de jóvenes, de jóvenes
que aspiramos ser lo más noble y fiel del futuro de la humanidad, es así como
el principal carácter de la UJR es el de ser una organización de jóvenes comunistas.
Esto implica varios asuntos que atender en la coyuntura actual. Bajo el
concepto clásico leninista de la organización juvenil la cosa fluye de una
forma muy clara. Para Lenin, en la juventud están las reservas de todo partido
y de todo el pueblo, pero también partía del criterio de que se debe educar a
la juventud desde los errores, y ser persuasivos en su proceso de formación.
Sin embargo, para varios de sus intérpretes, la organización de jóvenes
comunista es entendida como una “estructura” que “moldea” jóvenes comunistas
para el “partido”. Este no es ni será el carácter de la UJR ya que lo
entendemos como una escuela, no escolástica, para la formación y el aprendizaje
de los valores y principios comunistas y más nobles de la humanidad.
Justamente éste debe ser el principal carácter de la UJR. Una
organización de jóvenes comunistas es en estos momentos una escuela en la que
venimos a aprender con la libertad de equivocarnos, pero con la valentía de corregir
los errores, propios y ajenos que descubrimos en nuestro devenir. Somos
ciertamente la reserva, el futuro de la clase, el futuro del país, pero
aprenderemos a ser futuro en la medida en que seamos y nos reafirmemos como
presente. La UJR es una organización del presente y sus jóvenes son el futuro
en la medida en que luchan en el presente para transformarlo, tanto en nuestro
partido como en nuestro país. No escapa nada para el después, ya que siendo la
reserva, al mismo tiempo somos y debemos siempre ser la primera fila. No es un
contrasentido, sino que no es de otra forma como aprenderemos a ser comunistas
sino en el combate, y a ser mejores comunistas, se aprende en la primera fila.
Ahora bien, la persuasión está sustentada en que entendemos que el
papel de nuestro partido es el de la recomendación y la formación permanentes, pero
por nuestro propio carácter joven y rebelde, la UJR debe incidir en la
dirección y el activismo que toma el partido, sin que ello sea contradictorio
con sus definiciones. Nuestra autonomía está sustentada en la libertad y el
empuje para marcar un ritmo que suponga los intereses de clase y del partido
que asumimos como vanguardia. Esta autonomía es la libertad para opinar,
incidir y conducir con nuestros y nuestras jóvenes a nuestra propia organización,
y a apuntalar el crecimiento y el activismo de las organizaciones del partido
sin perder nuestro carácter organizativo, pero afianzando las propias
estructuras del partido.
Dentro del concepto de vanguardia múltiple que ha asumido el partido,
y que no suponen la sustitución del concepto de que sólo la clase obrera es la
vanguardia de la revolución socialista, entendemos que la UJR debe apoderarse
de un concepto más particular dentro de este criterio. Este es, el de
que la UJR debe convertirse en La
vanguardia de una vanguardia. Ello supone que la UJR asume una responsabilidad
histórica frente a un momento particular que vive la sociedad venezolana, y del
que inexorablemente no escapa nuestro partido. La UJR tiene frente a sí el reto
histórico de ser una organización que se coloque al frente de la juventud venezolana,
que a su vez coloque a la juventud al frente de las luchas políticas y sociales
en la disputa por la construcción de un nuevo poder, pero además debe convertirse
en la punta de lanza, en la primera fila de combate, y en la guía de acción de
nuestra organización. De lo contrario, nuestro carácter perdería, si no del
todo, el sentido de avanzada que
reviste a toda juventud comunista en la historia contemporánea.
Debemos entender que está en nuestras manos el futuro de nuestro
partido, y si lo asumimos como tal, estaremos entendiendo que son nuestro
empuje, activismo e incidencia los que garantizarán la dirección y
consolidación de nuestra organización.
Pero por otra parte, la UJR reivindica el centralismo democrático, las
decisiones colectivas y la responsabilidad individual, el balance, la crítica y
la autocrítica individual y colectiva como método de trabajo, dentro de los
valores más nobles y justos, por lo que enfrenta la burocracia de todo tipo que
impide o frena el desarrollo de la organización, que frena el mayor
aprovechamiento de las potencialidades de la organización. El burocratismo
tiene dos máscaras viejamente conocidas y para ello vale la pena la anécdota y
el cuento. Una forma es la del jefe
que se encuentra apoltronado detrás, dirigiendo desde la barrera de las cosas
las luchas que otros emprenden, y que asume una postura de autoritarismo
prepotente frente al activismo cotidiano. Enfrentar esta forma no significa
suprimir la división social o técnica que se da en el trabajo en la medida en
que entendemos que somos diferentes y tenemos distintas capacidades, pero
tampoco supone reivindicar el jefaturismo
inactivo, tradicionalmente conocido como Burocratismo. Pero hay otro, oculto
entre nosotros, que termina por ser un contrario bizarro del otro burocratismo,
pero que es tan dañino como el primero: es aquel en el que el jefe está a la
cabeza de todo, de todo en absoluto, y se apropia de las tareas, del activismo
y de la información. En este caso se simula el burocratismo detrás del activismo más intenso, pero esconde un
desprecio por el colectivo y por las diferencias. Este otro burocratismo
también se esconde en un colectivo, por lo general más pequeño, frente al resto
excluido y que termina por ser holgazán o
flojo frente al activismo intenso de quienes están “al frente” de las tareas. Fatal
también es el burócrata que combina ambas cosas. En definitiva, la UJR enfrentará
todo intento burocrático de dirección, de jefatura y de activismo.
La UJR, por el contrario, es una organización que reivindica los
valores más sanos, nobles, justos y necesarios de división del trabajo, dentro
de sus esquemas de actividades. A cada quien se le exige según su capacidad,
sin que ello se convierta en una limitante para su desarrollo. El concepto de
participación democrática en la toma de decisiones y en la acción, se debe expresar claramente en igualdad de
condiciones para el activismo en el marco de la reivindicación y aceptación de
la diferencia. Ello impone la reivindicación de un liderazgo colectivo, que no
supone exclusión del individuo, y responsabilidad individual que no suponen
desprecio prepotente del colectivo. Es la reivindicación de una relación
dialéctica en la formación de los futuros comunistas que emprenderán la tarea
de construir un nuevo poder, y por tanto unas nuevas relaciones políticas y
sociales.
Finalmente, debemos decir, sin modismos ni repetición de esquemas, que
la UJR es una organización amplia, de masas, abierta y que propaga la
participación y la inclusión como principal esquema de trabajo. Esto es, la
aceptación de cualquier manifestación que provenga de los modos y formas de expresar
la juventud, pero que también suponen un combate permanente a los modos y
formas alienantes, sin que ello se convierta en una excusa para promover ningún
tipo de exclusión. Cada joven de la UJR tiene el derecho de expresar su ser
como mejor determine, pero tiene también el deber de estimular los valores
nobles, sanos y de entusiasmo necesarios para la formación y siempre mejor
construcción de un modelo sincero y humano del comunista, profundamente humano
y, con palabras prestadas, que siempre tiemble de indignación ante la
injusticia, donde sea que ella se cometa.
Caracterización del
régimen en que se desenvuelve la juventud
El proyecto personal de Chávez, que devino en un régimen político
concreto, busca afianzarse luego de los logros que han significado el fraude de
agosto de 2004, las elecciones regionales efectuadas en noviembre del mismo
año y últimamente la victoria aplastante obtenida en las elecciones de
concejales y juntas parroquiales. Para ello viene actuando en todos los
órdenes, desde la atención a la cuestión social, aún desde una perspectiva
populista, hasta la problemática económica, pasando por aspectos institucionales
y políticos de no menor significación.
El Chavismo
es una farsa y un proyecto personal, efectivamente, pero una farsa con
realizaciones concretas. Tanto como la creencia nazi de la raza aria, que
siendo una farsa generó a sus años campos de concentración y experimentos genocidas
de purificación racial, El Chavismo, siendo una farsa, ha generado una práctica
política que ha devenido en un régimen, en una nueva conceptuación. Hasta ahora
más pobreza, más atraso, desintegración nacional, desempleo y quiebra del
aparato productivo, asesinatos, violación masiva de los DDHH, persecución y
cárcel a algunas y algunos opositores, y aún no sabemos qué depara el futuro en
materia de autoritarismo. Para El Chavismo y desde la mentira esto es
socialismo posmoderno o del siglo XXI; para nosotros, pastiche, populismo,
demagogia y gorilismo de nuevo cuño.
Otra de las
características más relevantes de El Chavismo es que su base social es
paradójicamente contradictoria, pero correspondiente con dos aspectos medulares
del régimen: discurso y realización práctica. Por un lado, el discurso
(acompañado de algunas políticas asistencialistas) ha logrado calar en los
sectores desposeídos, en los más excluidos para usar frases del régimen; en los
sectores incluso más atrasados y definidos como lumpen por la economía
política. Pero a su vez, y correspondientes con lo que ha sido el desarrollo de
su política económica, su base social también se encuentra en las clases más
altas, en los sectores de la gran banca, en los testaferros de las transnacionales
y en las transnacionales mismas. Los dos extremos de la sociedad, fusionados en
un mismo proyecto; los intereses más antagónicos llevados de la mano, unos por
el discurso y las migajas, y otros por los dividendos.
Nacionalsocialismo,
socialismo real, eurocomunismo, y todos los apodos que han intentado dar a una
especie de fusión entre el socialismo y el capitalismo imperialista, en
definitiva han contribuido al afianzamiento del modo capitalista y a la
salvación de este en medio de sus crisis. De ello no escapa Venezuela, en donde
también encontramos un intento por fundir dos intereses antagónicos en un mismo
proyecto despótico, que desde un discurso revisionista de izquierda ha
desarrollado una política que se constituye en un freno para las posibilidades
de una verdadera revolución. El Chavismo, su nuevo apodo, viene a ser una
reproducción de una fórmula viejamente adoptada por muchos países en donde el
despotismo del liderazgo mesiánico, combinados con la crisis de un régimen
político y la necesidad de recambio para el imperialismo, han frenado procesos
revolucionarios genuinos.
Finalmente,
podríamos resumir al chavismo como un régimen presidencialista militarista,
dogmático, autoritario, excluyente y neoliberal-populista, enajenante y que
tiende al totalitarismo. Es decir, lo más alejado a una democracia socialista.
Simple y llanamente este engendro de la política venezolana es Chavismo. Así
como alguna vez el fascismo fue diferenciado de otros regímenes por sus
particularidades, o como alguna vez el llamado socialismo real se diferenció amplia y abiertamente del socialismo,
el Chavismo es una nueva categoría, un nuevo régimen por las características
muy particulares que tiene, a pesar de que preserva la esencia de los
populismos presidencialistas de América Latina y Venezuela. Es una nueva forma
de aplicación del modelo neoliberal y de sobrevivencia de quienes ya no pudieron
seguir gobernando a la vieja manera, de una logia militarista frustrada en sus
intentos dictatoriales y de quienes también desde la frustración de algunos ex marxistas no pudieron gobernar. Un régimen despótico y
populista apoyado en un neo-revisionismo de izquierda, es eso y no más: El Chavismo.
Ahora bien,
el régimen chavista ha alcanzado importantes logros, siendo el más importante
en el terreno de la política el haber destrozado a la oposición democrática.
Más allá de los errores de la oposición, en su conjunto, un hecho cierto es que
el régimen viene desarrollándose sin oposición real. Las grandes movilizaciones
han sido sustituidas por el escepticismo, el indiferentismo político, la
frustración, el abstencionismo, entre otros. El liderazgo opositor no despierta,
tal vez nunca lo hizo, entusiasmo para la pelea, para la acción contra el
régimen. Las sucesivas derrotas junto a la infertilidad de la propuesta
opositora, han creado una situación política que fuerza a la juventud
venezolana a entronizar quizá una actitud escéptica frente a la política (Táctica
BR-2005).
Sin embargo,
este indiferentismo no significa una situación en la cual pudiésemos concluir
que la sociedad, y particularmente su juventud, esté dispuesta a dejarse
doblegar fácilmente. Los últimos episodios de combate los ha liderado en muy
buena medida la juventud venezolana. La universitaria en particular, y en
algunos casos la juventud de media y diversificada, ha protagonizado combates importantes
contra el régimen, y esto denota claramente una voluntad que debe ser encarnada
ferviente y entusiastamente por la UJR.
En palabras
más claras, la UJR tiene como misión histórica convertirse en la vanguardia de
una juventud que despierta, pero al mismo tiempo, debe convertirse en el
despertador principal de la juventud que se indiferencia de su futuro. Esto no
es un acto de fe simplemente, porque partiendo del criterio de lo que son las
condiciones naturales de la juventud, ésta ya de por sí nace enfrentada a lo
que se expresa hoy como modelo político, ya que es naturaleza de la juventud el
enfrentamiento al autoritarismo, al militarismo y a los modelos dogmáticos y
personalistas.
Por otra
parte, la juventud venezolana se enfrenta, particularmente, a una de las
situaciones más adversas desde el punto de vista económico en relación con sus
posibilidades de realización. Los niveles de desempleo, que han llegado a
niveles históricos en estos últimos 7 años de gobierno chavista, son una de las
principales trabas que el pueblo enfrenta y que la juventud padece de manera
particular. Pero por otra parte, y entendiendo que la juventud debería dedicar
la mayor parte de su tiempo a la formación, la educación y especialización en
áreas concretas de la sociedad (sea a nivel medio, técnico o profesional), la
cuestión educativa pasa a ser la principal limitación para nuestro sector.
La política
educativa de este régimen, que esbozamos apenas por haber un material dedicado
al problema estudiantil y educativo, ha tenido como sino el intervencionismo institucionalizado
y la destrucción de la democracia desde los niveles medios hasta los universitarios.
Pero además, dentro de los planes que ha desarrollado en este sector, la
mediocratización de la academia y la reducción significativa de los
presupuestos para educación técnica y profesional señalan un rumbo claro en la
descalificación de la fuerza de trabajo, cuyo resultado es, claramente, el
abaratamiento de esta. Y es la juventud la que termina por convertirse en la
ventaja comparativa que a nivel internacional comienza a exhibir Venezuela: una
fuerza de trabajo dispuesta a venderse por poco dinero, y sin condiciones de
especialización que permitan un desarrollo de tecnología e independencia
económica, lo que nos sitúa entre los países “ensambladores” y dependientes.
Además hay
que señalar el engaño del cual son objeto quienes hoy militan en las filas del
chavismo, engañados por un proyecto “revolucionario”, cuando las condiciones
esbozadas anteriormente reflejan por el contrario una política económica
contraria a los intereses de la juventud y del país. En este sentido la UJR
tiene la misión de educar, persuadir, estimular la reflexión y el análisis que
les permita despertar del engaño y la farsa en la que se les mantiene.
El chavismo
lleva al país a una mayor dependencia, es un régimen al servicio de la
oligarquía y de las petroleras, es antinacional y es contrario a los intereses
de las mayorías nacionales y de su juventud. Ello implica que lo fundamental
para la UJR sea su enfrentamiento por la vía de la lucha política, el
desenmascaramiento y de la organización de la juventud.
Es un hecho
fáctico que este régimen cuenta con un reducido sector joven dentro de sus
filas. Un régimen anclado al pasado, a través de la mentira y el liderazgo
caudillesco es un régimen que nace unido a lo viejo. Es carente de juventud
como son carentes del espíritu libre los regímenes autoritarios, y esta
condición nos señala un rumbo, nos señala una necesidad para la oposición, pero
también nos señala unas condiciones objetivas en las que labrar el camino para
convertir a la juventud en la vanguardia de los cambios urgentes que necesita
Venezuela, y en la vanguardia de las luchas por los derechos sociales que se avecinan
cada vez con más claridad.
Una sociedad
de hombres y mujeres libres es una sociedad fundamentalmente joven, en la que
los intereses colectivos y de la nación están por encima de los intereses
individualistas; en la que la reivindicación de la individualidad se desarrolla
con base en la reivindicación de la igualdad de posibilidades, y esta es una
lucha concreta que se le viene encima a la juventud: la lucha por la igualdad
de oportunidad desde la diferencia, contra la exclusión y por la reivindicación
de las potencialidades individuales en una sociedad que busca el beneficio
común y el crecimiento colectivo. Estos son aspectos intrínsecos a la condición
joven de nuestro pueblo, y lo son también a la juventud en general.
Línea general y
línea política
La UJR tiene como
objetivo estratégico, en el marco de una línea general, la destrucción del
régimen actual y la construcción de un poder popular, democrático y de amplia
participación. Ello supone algunos elementos que hagan avanzar una verdadera revolución
venezolana como objetivo estratégico más amplio, pero que no significan un
dogmatismo cerrado frente a las necesidades concretas de la sociedad
venezolana; más que a sus necesidades, a sus condiciones reales de desarrollo.
El 15 de
agosto, en palabras de algunos camaradas, se cerró el ciclo de posibilidades de
cerco democrático para el Chavismo. En forma de broma, el Chavismo se saltó el
cerco, lo burló y se metió por otro lado, dejando a muchos dirigentes, y a todo
el pueblo, en la estacada democrática. Sin embargo, las posibilidades
democráticas para la destrucción del régimen son variadas y no se limitan
estrictamente al escenario electoral, que es como malamente se interpreta lo de
“salida democrática”.
Democrática
también es una movilización masiva que suponga la destrucción de un régimen y
que lleve implícita la participación más amplia y la unidad de todos los
sectores. En todo caso, al UJR apuesta por una salida del régimen por la vía
que encuentre mejor cauce, pero que suponga como criterio obligante la
participación y el protagonismo de las masas, y que suponga a su vez la
participación más amplia en: la construcción de un rumbo distinto, en el
carácter de ese rumbo y en sus definiciones generales.
En este sentido,
la participación electoral juega un papel de suma importancia, incluso de
sentido estratégico, pero no se convierte, para efectos de la UJR, en la
determinación fundamental de su activismo. En nuestro caso es la movilización y
la agitación para estimular el protagonismo de las masas el pivote fundamental
de nuestra acción política, y particularmente el protagonismo de la juventud en
este proceso, no como un problema generacional, sino como un asunto de orden
programático y estratégico para Venezuela.
El poder
democrático, el que es verdaderamente revolucionario es el de la democracia más
directa y extendida, en la que las mayorías participan en las decisiones
trascendentes y en el que no se limitan a papeles de contraloría, sino que son
ejecutoras y administradoras del poder del Estado. Pasan a convertirse en la
base directa de un Estado revolucionario.
Esta forma de
poder que delineamos brevemente, requiere de una gran alianza obrera, campesina
y estudiantil, que permita la incorporación de sectores burgueses descontentos
e inclinados a enfrentar el neoliberalismo, más por su supervivencia que por
cuestiones teóricas y políticas. Si entendemos que lo fundamental es el enfrentamiento
al régimen dentro de una situación en la que el desmoronamiento de los estados
dependientes está sustentado en la destrucción de su aparato productivo y de
las fuerzas capaces de generarlo, es ahí donde encontramos el carácter de la
alianza que debemos construir para enfrentar al chavismo.
Esta alianza
supone que nos dotemos de un programa mínimo que resuma las aspiraciones más
directas y sentidas de la juventud y de estos sectores. Es por ello que la UJR
debe luchar por 5 líneas concretas dentro del programa mínimo, como lo son el a) Derecho al estudio (presupuesto justo y consolidación
de un sistema educativo público, autónomo, democrático, gratuito y de calidad,
que garantice el libre acceso y el desarrollo técnico-científico en el marco de
la independencia y el desarrollo nacional),
b) Derecho a la tierra y al trabajo (exigiendo condiciones que garanticen
un salario justo, seguridad social integral, al trabajo formal y a condiciones
laborales que garanticen la combinación del estudio y el trabajo para los y las
jóvenes, y que desenmascare los proyectos autogestionarios y cooperativos que
evaden la responsabilidad del Estado) c)
Derechos Humanos (por las libertades democráticas y los derechos políticos, de
expresión, organización, manifestación y participación en las decisiones
trascendentales para el país, y particularmente para los jóvenes) d) Defensa de la soberanía nacional, el
ambiente y los recursos naturales (enfrentando todos los proyectos y contratos
que lesionan nuestra integridad territorial, nuestra independencia y nuestro
suelo y reservas ecológicas) e) Democracia
y participación real del pueblo y la juventud en los destinos del país
(luchando por la democracia directa, la rendición de cuentas y los derechos
electorales y de participación transparentes, imparciales y de libre acceso a
todos los ciudadanos).
Principal
papel en estas condiciones lo juega el movimiento estudiantil y la capacidad
que tenga la UJR de convertirlo en vanguardia de la juventud y de estas fuerzas
enfrentadas a los intereses oligárquicos, trasnacionales y pro-imperialistas
del régimen chavista. La UJR debe entender que su principal objetivo es el de
recomponer las fuerzas capaces de colocar al movimiento estudiantil en la punta
de vanguardia de estas fuerzas, dotándolo de este programa mínimo y permitiendo
con esto que nuestro propio partido logre, a través de su juventud, colocar sus
consignas, su programa y sus objetivos en el desarrollo de la lucha política.
Pero además que logre incidir claramente en el rumbo que este proceso pueda
tomar. Ello supone consolidar los liderazgos de nuestra militancia en todos los
espacios estudiantiles en los que tengamos presencia.
Nuestra
principal labor en esta etapa debe ser el de estimular el más amplio
protagonismo de calle en la acción de masas, y la mayor participación de masas
en las luchas por venir. Esto significa que la UJR debe ser una organización
con la más amplia vinculación de masas en todos los sectores de la sociedad,
pero jerarquizando en donde existen mayores condiciones para la lucha y la
fertilidad de la movilización. La acción de calle, las muestras de que existe
una juventud que lucha y se enfrenta, que existe una juventud rebelde que está
dispuesta al reto del combate por mejores condiciones de existencia y mejores
formas de gobierno, es fundamental en esta etapa. Esto entendiendo algo que
señalamos al principio y que es carácter intrínseco de la juventud: hasta sus últimas consecuencias se convierte
en una frase fundamental para entender la forma en que debemos entregarnos a la
acción política.
Privilegiar
el protagonismo de la gente, de los jóvenes en particular, es una acción que
lleva implícita la necesidad de combinar todas las formas de lucha posibles,
que impliquen y que conduzcan a la participación y a dicho protagonismo. Esto
de combinar todas las formas de lucha es un viejo criterio leninista que en
este caso se convierte en principal cuando entendemos lo variada que debe ser
la acción política en estas circunstancias, y cuando entendemos que el aspecto
democrático no supone el apaciguamiento ni mucho menos, sino supone formas de
participación concreta en el desarrollo de las luchas por los derechos
sociales. Momentos aguerridos se presentarán y será el protagonismo de la
juventud el que marcará el rumbo para la acción de masas, y otros de menor
envergadura pero de igual significación como la organización de masas en
asambleas de ciudadanos, serán los que marquen el camino a formas más
complejas.
En el caso de
las asambleas de ciudadanos, estas adquieren una carácter estratégico, ya que
son el embrión del poder popular y de la democracia directa a la que apostamos,
y son estas las que pudiesen marcar el rumbo en dirección a una verdadera
revolución, en la que el protagonismo de masas no esté circunscrito a su
presencia, sino a su participación directa en la construcción y elaboración de
las líneas generales y las bases sociales de un nuevo poder.
Esto debemos
entenderlo con el mayor espíritu dialéctico y entendiendo las circunstancias
concretas en las que se desarrollan. Pero lo fundamental a entender es que el
papel de la juventud va a ser determinante para que estas acciones y estas
variadas formas de lucha se conviertan en acción de masas. Es ahí donde estará
el pulso de una dirección política juvenil que le lleve el seguimiento
detallado a cada proceso político en cada rincón de trabajo.
El aspecto
electoral adquiere en esta etapa una significación táctica de suprema
importancia ya que es una forma de lucha que tiene diversas implicaciones en la
brega por la instauración de una verdadera democracia, e incluso nos permite
hacer puente con lo que reivindicamos como democracia revolucionaria. No se
trata en este caso de entender lo electoral como un simple proceso en donde
alcanzaremos o no un cargo de representación, sino por el contrario, la lucha
electoral es un vehículo de desenmascaramiento preciso y particular del
régimen, de su carácter autoritario y de su contraste con una democracia
revolucionaria.
Participar en
el hecho electoral nos permite proyectar nuestra política, librar luchas para
la reivindicación del derecho democrático, desenmascarar al régimen y estar
presente en todas las formas de lucha, lo que nos convierte en una verdadera
vanguardia, aquella que utiliza todos los recursos y los espacios políticos
para el combate. Pero aún más que eso, la UJR debe pugnar por convertirse en
alternativa para la juventud, y en convertir al partido en una alternativa de
poder. Ello requiere ampliar a los espacios más variados la vinculación de
masas de la juventud, y por consecuencia del partido, y flexibilizar nuestra
presencia con nuestra propia estructura orgánica, sin que esto prele las
estructuras del partido.
En definitiva
se trata de entender lo electoral como un hecho más en la lucha política que se
convierte en un puente de primer orden en algunos momentos concretos, pero que se
debe trabajar en todo momento, sin que la juventud pierda sus objetivos
propios. Lo electoral nos obliga a ampliar nuestra vinculación de masas y al
mismo tiempo convertirnos en una alternativa, y esta vinculación con el
movimiento de masas es parte incluso de nuestro carácter, es fundamental para
las perspectivas de nuestra organización.
Particularmente
en esta etapa, previa a las elecciones presidenciales, no podemos soslayar la
posibilidad cierta de que se puede derrotar a Chávez. Sin embargo, ello supone
no sólo que nuestra organización se coloque al frente de una campaña por la
candidatura de Teodoro Petkoff, quien es nuestro candidato como partido y que
la UJR por tanto asume, sino que la lucha por las condiciones que permitan
hacer esta posibilidad una certeza, pasa por la conformación de un voluntariado
que, en el marco de el impulso y apoyo a esta candidatura, se coloque al frente
de un movimiento de lucha por condiciones electorales que vaya incluso más allá
de las propias filas de quienes apoyamos a un candidato particular. Esto supone
la creación de escenarios unitarios que permitan luchar por las condiciones
electorales, y que empujen a los sectores democráticos hacia la unidad de
objetivos, y que puedan incluso pujar por la consolidación de una candidatura
unitaria de la oposición.
Sin embargo,
no podemos dejar de entender que esta particularidad electoral no deja de tener
vinculación concreta con la lucha por los derechos sociales y políticos de la
sociedad venezolana. Además del la reivindicación de los aspectos básicos de un
programa mínimo que planteamos al país como juventud, debemos entender el
aspecto electoral en su sentido más amplio, como parte del proceso de
desenmascaramiento del régimen político, por tanto, la posibilidad de la abstención,
o de alguna otra salida que impongan las circunstancias, no debe ser descartado
de manera absoluta por nuestra organización, que se mueve justamente en un
segmento que es particularmente susceptible a posiciones escépticas. En todo
caso la abstención u otras formas que puedan presentarse como alternativas, no
es ni debe ser escepticismo. Esto es, que debemos siempre mantener la exigencia
de los derechos sociales, particularmente electorales, y nuestro programa
mínimo, como herramienta para la agitación de la juventud y la ejecución de
nuestra política.
Situación política
actual y perspectivas
“La principal
limitación con la cual puede enfrentarse el gobierno son las demandas populares
por ver satisfechas sus necesidades, más cuando se reivindica un discurso según
el cual el régimen trabaja por satisfacerlas. Sin embargo, el desempleo, la
caída del salario real, las perspectivas de un régimen de seguridad social, la
pobreza y el hambre, son males que están a la orden del día. Por su parte, son
muchos los sectores empresariales del sector industrial, del comercio,
agricultores pequeños y medianos, propietarios del campo en general, que pugnan
por una política económica y agrícola que les brinde perspectiva, que se ven
obligados a rechazar la política de importaciones, la agricultura de puertos,
la política impositiva y tributaria, en fin, las orientaciones económicas que
los perjudica en sus beneficios y perspectivas” (Táctica de
BR-2005).
Más que hacer
una recreación de infinitos debates sobre la situación actual, en un documento
como el que hacemos, creemos que lo fundamental es lo expresado en el párrafo
anterior sobre un aspecto de las condiciones objetivas que nos lleva a entender
que ciertamente existen posibilidades reales de que se acrecienten las luchas
sociales. Lo de los precios petroleros y otras determinaciones terminan por ser
tendencias que dependen de circunstancias muy endebles para convertirse en
pilares firmes del régimen o de la cuestión económica, pero lo que no escapa de
cualquier proceso político es las condiciones que tienen los gobiernos
burgueses de satisfacer las demandas crecientes de la sociedad.
La UJR tiene
como objetivo en estas condiciones colocarse al frente de las demandas sociales
del pueblo, y particularmente de la juventud. Esto no es el resultado de un
izquierdismo perpetuo o de un afán de desestabilización (a pesar de que
luchamos por destruir el poder constituido), sino más bien por los intereses
que hemos decidido defender. Particularmente el esfuerzo de la UJR debe
centrarse en el movimiento estudiantil, en el que debemos adelantar una
política de construcción de una plataforma organizativa nacional que nos
permita colocarlo, con una dirección política, al servicio de las luchas del
pueblo venezolano.
Nuestra organización
siempre estará al lado de las demandas sociales, pero en este caso particular
adquieren estas luchas un sentido estratégico ya que pueden convertirse en el
detonante que termine por generar un movimiento social capaz de obligar a la
unidad, de convertir el programa mínimo y en perspectiva el programa revolucionario
en guía para el accionar de las masas, tanto para salir del régimen como para
construir un nuevo poder que garantice los intereses que se pelean, y de levantar un
movimiento de masas que en el rigor del combate por sus intereses terminen por
acentuar las condiciones revolucionarias necesarias para salir de este régimen
y adentrarnos en lo que pudiese ser el camino cada vez más cercano a una
verdadera revolución.
Ciertamente
no podemos esperar que en estas circunstancias tan complejas, sea la revolución
socialista, o incluso una revolución popular la que prevalezca, pero
ciertamente en la medida en que nos colocamos al frente de las luchas sociales
y de las demandas populares, en esa medida afianzamos un rumbo, una dirección,
que en el marco de una revolución democrática, burguesa en esencia, logre
catapultar las posibilidades de la alternativa socialista, y de la alternativa
de nuestro partido como vanguardia de tal proceso.
Podemos
concluir que son las fuerzas propias de nuestra organización, si no la
principal determinación, sí una de las fundamentales en esta etapa. El arrojo y
la valentía de la UJR van a determinar el rumbo de muchos acontecimientos que
pueden nuclear a un significativo movimiento político en nuestro derredor. Pero
las condiciones objetivas no dejan de ser una determinación que en definitiva
será la que signe esta etapa, y estas condiciones están ligadas al papel de los
liderazgos que se construyan en el desarrollo de las luchas por la democracia y
el desenmascaramiento del autoritarismo y la farsa chavista. Ahí es donde la
UJR tiene un papel histórico de suprema importancia qué jugar.
Situación y
política internacional
Finalmente, la situación internacional se divide en dos partes. Una
que se refiere a la situación concreta de las condiciones del capitalismo, y
otra que se refiere al aspecto de las relaciones internacionales y las reservas
estratégicas con las que contamos como organización comunista e internacionalista.
Lo primero que debemos decir es que la UJR, al ser una organización de
jóvenes comunistas, es internacionalista y practica la solidaridad con todas
las luchas de la clase obrera y de los pueblos que se libran cada día en el
orbe, pero así como la practica, también exige y promueve solidaridad con las luchas
del pueblo venezolano, de su clase obrera y de su vanguardia.
A nivel internacional, cosa que nos incumbe más en lo particular a
nosotros, más allá de los análisis sobre las correlaciones de fuerza y sobre el
nivel de la crisis general del capitalismo, que de manera natural tenemos como
debate permanente en nuestro partido y en nuestra juventud, debemos decir que
existe una situación creada con las organizaciones revolucionarias en todo el
planeta que debemos atender con mucho tino, ya que tiene que ver con los
niveles de confusión de estas fuerzas frente al gobierno de Chávez.
Nuestro partido dio una respuesta que es fundamental leer entre toda
la militancia, y que responde a la posición de un grupo de organizaciones
comunistas que decidieron expulsarnos de la conferencia de ML en la que
participábamos desde hace varios años. Pero lo fundamental en nuestro caso es
que debemos convertirnos en una fuerza capaz de desenmascarar al régimen en la
acción y en el debate.
Podemos decir que hoy día la UJR, y el propio partido hemos sufrido
duros golpes en sus reservas estratégicas a escala internacional, por lo que no
contamos con tales reservas, lo que nos sitúa en la necesidad de reconstruirlas,
de afianzar las que existen y de adelantar una política muy audaz y amplia en
la que logremos hacernos de un cúmulo de relaciones que se conviertan en
reservas estratégicas del proceso revolucionario venezolano, y particularmente
del proceso por derrotar el despotismo chavista. Ello significa adelantar una
política de vinculación a través incluso de las amistades que tenemos en las
organizaciones de la conferencia, adelantar un plan de denuncia internacional y
buscar todas las vías posibles, desde el último militante, para desenmascarar
al régimen y avanzar en la construcción de fuentes de solidaridad con las
luchas del pueblo venezolano, con las luchas de su clase obrera y con las
luchas que adelanta nuestro partido y nosotros como organización.
Presentado por: Jesús Hermoso
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