El 18 de marzo de 1.871, sería
la primera vez en la historia, que la clase obrera tomara el cielo por asalto.
Proceso histórico que representa uno de los episodios más importantes e
inspiradores, en la historia de la clase obrera y sus luchas. Se trataba del
primer gobierno popular en manos del proletariado; de un nuevo poder que se
fortalecía a diario a pesar de las dificultades; de una verdadera democracia
participativa; de una verdadera revolución social.
Para Marx, la Comuna de
París era: “esencialmente, un gobierno
de la clase obrera, fruto de la lucha de la clase productora contra la clase
apropiadora, la forma política al fin descubierta que permitía realizar la
emancipación económica del trabajo.” En apenas 2 meses de existencia, la
Comuna, implicó el control directo y efectivo de los medios de producción; la abolición
del ejército regular Francés; estableció el sufragio universal; impulsó la práctica
de la libertad de prensa, de reunión y asociación, las cuales había sido
confiscados por el gobierno tiránico de Thiers; la educación paso a ser
gratuita y obligatoria, se promulgó el
decreto en virtud del cual todas las fábricas y todos los talleres abandonados
o paralizados por sus dueños eran entregados a los trabajadores y trabajadoras,
con el fin de reanudar la producción, y además, para afianzar su carácter auténticamente
democrático y proletario, se dispuso que la remuneración de todos los
funcionarios administrativos y del gobierno no fuera superior al salario normal
de un obrero.
La comuna fue un
acontecimiento histórico sin precedentes, “surgió espontáneamente, nadie la
preparó de modo consciente y sistemático”, como afirmaría Lenin en 1.911. Su
existencia misma, significaba un gran ejemplo para todos los proletarios del
mundo, esta experiencia trascendió las fronteras locales y nacionales, para
convertirse en referencia heroica hacia la emancipación definitiva de la clase
trabajadora.
La Comuna significaba un peligro
inminente para el orden social imperante basado en la explotación y en la opresión,
por lo tanto, la Bandera Roja del
proletariado ondeando por todo lo alto en París, era causa de angustia y desesperación
para la burguesía, en su afán de dominación. El 21 de Mayo de 1871 un ejército
de 180.000 hombres que respondía a las órdenes de Thiers, se lanza a la
conquista de París calle por calle. La batalla fue desigual, sin embargo, los
comuneros (hombres, mujeres y niños) lucharon hasta la muerte. La batalla duro
una semana, hasta el 28 de Mayo, cuando es derrotada la última barricada de la
resistencia obrera Parisina. Cerca de 30.000 Parisienses fueron brutalmente
asesinados; cerca de 45.000 fueron detenidos y muchos de ellos ejecutados
posteriormente; cerca de 100.000 fue el total de la pérdida, entre hombres,
mujeres y niños… “¡Ahora se ha acabado el Socialismo por unos cuantos años!” alardeaba
Thiers, luego de ahogar en sangre la revolución proletaria de París.
141 años más tarde, el
legado inspirador de este acontecimiento histórico sigue ganándose la simpatía
y admiración de los revolucionarios y revolucionarias del mundo entero. La memoria
de los comuneros, luchadores y trabajadores que tomaron el cielo por asalto y
luego resistieron hasta la muerte, es honrada por los proletarios de todos los países,
que día a día levantan las rojas banderas de la clase obrera en la lucha
revolucionaria por una sociedad más justa.
¡Viva la revolución social!
¡Viva la Comuna!
“La causa de la Comuna es la causa de la revolución
social, es la causa de la completa emancipación política y económica de los
trabajadores, es la causa del proletariado mundial. Y en este sentido es
inmortal.” Vladimir Ilich Lenin
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